Hace algún tiempo tenía ganas de comprar una cocotte de Le Creuset y, por fin, el fin de semana me escapé a Las Rozas Village y me agencié una. Y claro, no la voy a tener ahí muerta de risa, así que he empezado por hacer pollo a la cerveza, a ver si se cocina diferente...
Y ha quedado genial. No os podéis imaginar cómo huele toda la casa. Así que aquí pongo la receta, por si alguien quiere hacerla. No hace falta tener cocotte, con una olla se hace perfectamente, pero si os podéis permitir una Creuset, mejor que mejor.
Pollo a la cerveza
Ingredientes (para 4 personas)
8 muslos de pollo de corral
2 latas de cerveza (a mí me gusta Mahou)
1 tomate grande
2 cebollas pequeñas
2 puerros medianos
3 zanahorias medianas
2 champiñones grandes
harina para enharinar (para los celíacos, sustituir por harina de maíz)
aceite
sal
pimienta de cayena molida
tomillo
Se comprueba que los muslos no tienen plumas ni cañones, si tienen hay que quitarlos y la forma más sencilla es pasar los muslos por el fuego y quemarlos. Como yo lo que tengo es una vitro y no hay manera de ponerlos ahí con ese objetivo, uso un soplete pequeño de los de caramelizar la crema catalana....
Enharinar ligeramente los muslos y sellar en la olla con aceite caliente. Freirlos por todos los lados, no mucho tiempo, el suficiente para que pierdan el color rosado.
Sin cambiar el aceite, sacar los muslos y reservar. Añadir ahora las verduras, de una en una, siguiendo la regla "de abajo arriba". Es decir, primero zanahorias, saltear, luego cebollas, dorar hasta que están ligeramente transparentes, añadir sal para que lloren un poco...
Luego se añaden los puerros, saltear también, los champiñones, saltear y el tomate. Todo bien picado menos los champiñones, que se cortan en rodajas. Rectificar de sal y dejar dorar durante unos 8 ó 10 minutos.
Ahora, devolver los muslos de pollo a la olla y volver a rectificar la sal, añadir las hierbas y la pimienta de cayena dándole una vueltecita para que se mezcle todo. Añadir la cerveza y tapar.
A partir de aquí hay dos opciones:
1) Lo que yo hice fue meter la olla en el horno precalentado a 200ºC y dejar ahí hasta que el pollo está hecho, dándole la vuelta a mitad del tiempo. Yo calculé que iba a necesitar unos 45 minutos en hacerse. A los 30 minutos, le dí la vuelta y comprobé que efectivamente estaban a medio hacer, así que se alargó el tiempo hasta los 60 minutos. El pollo estará tierno al final de la cocción, con la carne que se desprende fácilmente de los huesos.
2) Si la olla usada tiene asas de baquelita o de madera, obviamente no se puede meter en el horno, (y además puede que no se tenga horno, como le pasa a mi amiga Y... ) así que se mantiene a fuego fuerte hasta que comienza a cocer y luego se baja a fuego medio algo más de una hora. A mitad del tiempo, comprobar cómo va el guiso, para darle la vuelta a los muslos y verificar el tiempo que necesitará a partir de ahí.
Como todos los guisos, está mejor de un día para otro. Así que se puede preparar por la noche el día anterior y solamente calentar al día siguiente. Acompañar de patatas fritas en dados o, si se está en plan light, poner una ensalada de tomate y cebolla con sal, aceite y vinagre. Si se deja a temperatura ambiente, la ensalada tendrá mucho más sabor.
Por cierto, hacer un par de barquitos con el pan en la salsa no significa que uno vaya a engordar de golpe. Es un pecado no disfrutarla aunque solo sea un poquito... Luego se da uno un paseo para bajar el exceso, y ya está.
Para cocinar bien solo hay que tener tiempo y querer hacerlo. O mejor dicho, querer hacerlo, que tiempo siempre habrá...
domingo, 16 de enero de 2011
viernes, 14 de enero de 2011
Rabo de toro al vino tinto
Este fin de semana me lié y preparé un rabo de toro. Y luego me olvidé de hacerle una foto, así que ¡lo siento!. El caso es que quedó fantástico, la carne suave y blandita, la salsa genial... y me guardo aquí la receta para la próxima vez, porque como solo eramos dos a comer preparé la mitad del rabo y la otra mitad la tengo congelada para otro día.
Lo mejor es prepararlo de un día para otro. En mi caso, me lo pasé pipa el viernes por la noche y el sábado estaba la carne tomada con todo el sabor. Además, solo calentar, hacer unas patatitas fritas en cubos y ¡hala!. Comida instantánea aunque hayas salido a tomar el aperitivo...
Yo lo preparo de la siguiente manera:
Rabo de toro al vino tinto
1 rabo de toro en trozos (es lo mismo que rabo de buey, si es que no se encuentra el de toro. El mío seguro que era de vaca...)
1 cebolleta
3 zanahorias medianas
1 cebolla grande
1 nabo (mediano, mejor)
Sal, pimienta, pimienta de cayena, tomillo... cualquier hierba que se tenga en casa, siempre que no sea demasiado aromática. Es un toquecito al gusto
1 botella de Campillo (tinto rioja).
Para prepararlo, se secan los trozos de rabo con papel de cocina y se enharinan ligeramente. En una olla con aceite de oliva se doran por todos los lados y se retiran.
Mientras, tienen que estar preparados los ingredientes de la salsa: la cebolleta y el nabo picados muy pequeñitos, la cebolla y las zanahorias más grandes, yo las corto en juliana un poco grandecita.
En el aceite de freir la carne se añade la cebolleta y el nabo, se rehogan ligeramente y se pone la sal correspondiente. Después las zanahorias y la cebolla, dejando que también se doren sin que lleguen a coger color.
Se mete de nuevo el rabo ya dorado y se le dan unas vueltas, que comparta jugos.... se corrige de sal. Se añade la botella de vino tinto entera (luego os cuento un detalle) y se termina de cubrir con caldo de carne si hace falta. Se añaden el resto de hierbas (como decía, un toque al gusto, se pueden usar las que se quieran. ¿Cuáles usar?. Imagináos que sois una vaca y estáis en el campo ¿cuáles encontráis?. Pues esas mismas valen), la pimienta y se deja a fuego fuerte hasta que comienza a hervir.
Cuando empieza a hervir, se deja medio tapado y se baja el fuego a medio. Así, tiene que estar cociendo hasta que se ve que la carne se despega del hueso, que es cuando está hecho.
Si para entonces queda mucho caldo, retirar las carnes y dejar cociendo hasta que reduzca lo suficiente para que quede una salsa ligera (comprobadlo con una cuchara. La metéis en la salsa y pasáis el dedo por la parte convexa de la cuchara, si se ve que ha engordado un poco es suficiente). No hay que pasarse de reducción porque de otro modo al día siguiente estará demasiado espesa. (Cosa que, por otra parte, a mí no me molesta, para mojar pan...).
Como detalle, el tema del vino tinto. Notamos que el Campillo le daba bastante acidez a la salsa (no era desagradable, ojo, solo que un vino un poco más afrutado quizá le hubiera ido mejor). Así que la próxima vez probaremos con otro vino, más similar, quizá a un burdeos...
Lo mejor es prepararlo de un día para otro. En mi caso, me lo pasé pipa el viernes por la noche y el sábado estaba la carne tomada con todo el sabor. Además, solo calentar, hacer unas patatitas fritas en cubos y ¡hala!. Comida instantánea aunque hayas salido a tomar el aperitivo...
Yo lo preparo de la siguiente manera:
Rabo de toro al vino tinto
1 rabo de toro en trozos (es lo mismo que rabo de buey, si es que no se encuentra el de toro. El mío seguro que era de vaca...)
1 cebolleta
3 zanahorias medianas
1 cebolla grande
1 nabo (mediano, mejor)
Sal, pimienta, pimienta de cayena, tomillo... cualquier hierba que se tenga en casa, siempre que no sea demasiado aromática. Es un toquecito al gusto
1 botella de Campillo (tinto rioja).
Para prepararlo, se secan los trozos de rabo con papel de cocina y se enharinan ligeramente. En una olla con aceite de oliva se doran por todos los lados y se retiran.
Mientras, tienen que estar preparados los ingredientes de la salsa: la cebolleta y el nabo picados muy pequeñitos, la cebolla y las zanahorias más grandes, yo las corto en juliana un poco grandecita.
En el aceite de freir la carne se añade la cebolleta y el nabo, se rehogan ligeramente y se pone la sal correspondiente. Después las zanahorias y la cebolla, dejando que también se doren sin que lleguen a coger color.
Se mete de nuevo el rabo ya dorado y se le dan unas vueltas, que comparta jugos.... se corrige de sal. Se añade la botella de vino tinto entera (luego os cuento un detalle) y se termina de cubrir con caldo de carne si hace falta. Se añaden el resto de hierbas (como decía, un toque al gusto, se pueden usar las que se quieran. ¿Cuáles usar?. Imagináos que sois una vaca y estáis en el campo ¿cuáles encontráis?. Pues esas mismas valen), la pimienta y se deja a fuego fuerte hasta que comienza a hervir.
Cuando empieza a hervir, se deja medio tapado y se baja el fuego a medio. Así, tiene que estar cociendo hasta que se ve que la carne se despega del hueso, que es cuando está hecho.
Si para entonces queda mucho caldo, retirar las carnes y dejar cociendo hasta que reduzca lo suficiente para que quede una salsa ligera (comprobadlo con una cuchara. La metéis en la salsa y pasáis el dedo por la parte convexa de la cuchara, si se ve que ha engordado un poco es suficiente). No hay que pasarse de reducción porque de otro modo al día siguiente estará demasiado espesa. (Cosa que, por otra parte, a mí no me molesta, para mojar pan...).
Como detalle, el tema del vino tinto. Notamos que el Campillo le daba bastante acidez a la salsa (no era desagradable, ojo, solo que un vino un poco más afrutado quizá le hubiera ido mejor). Así que la próxima vez probaremos con otro vino, más similar, quizá a un burdeos...
lunes, 10 de enero de 2011
Madeleines
Madeleines |
Papá Noël me ha traído un kit para hacer madeleines, esos pequeños bizcochitos con forma de concha y un abultamiento en la parte superior...
Y son fantásticas. Es cierto que son mejores los moldes de metal, pero estos son también estupendos y salen unas mini madeleines fantásticas. Eso sí, hay que tener cuidado con el tiempo de horno, porque se secan y aunque también son muy ricas crujientes la verdad es que se pueden endurecer demasiado.
Hay que tener cuidado de no llenar más que hasta la mitad los moldes, porque sino se sale todo y aunque quedan riquísimas no se parecen en nada a las auténticas. Así que tras un par de experimentos, en la foto tenéis los resultados. Lo malo es que no se puede comer solo una....
Si las queremos hacer dulces la masa tiene:
Madeleines dulces (receta de base)
150 gramos de harina tamizada
125 g de mantequilla a temperatura ambiente
150 gramos de azúcar
2 huevos grandes
2 cucharadas soperas de leche (15 ml)
1 cucharadita de levadura química (1 cucharadita son 5 ml, en el caso de cucharas medidoras)
El horno se precalienta a 220ºC. Antes de eso hay que mezclar ingredientes secos y en otro bol los huevos con el azúcar hasta que forme espuma. Añadir los ingredientes secos poco a poco para que no forme grumos y luego incorporar la mantequilla y la leche. Añadir un aroma al gusto (a mí me encanta el azahar), y dejar en la nevera reposando al menos 30 minutos.
En el horno caliente se meten los moldes, que si son de flexipan no hay que engrasar, y en los que hemos puesto una cucharadita de masa. Dejar cocer 3 a 4 minutos y bajar la temperatura a 180ºC. Seguir cociendo hasta los 6 minutos.
Las minimagdalenas se hacen muy rápido, unos 7 minutos (aunque es mejor comprobar si están terminadas pinchando con un palillo, si sale limpio es que ya están hechas.
Si se ve que cogen color muy rápido es que el horno estaba demasiado caliente. Una vez sacadas del horno, desmoldar rápido y enfriar en una rejilla.
Y a partir de aquí, se pueden hacer de lo que se quiera. Añadirles pepitas de chocolate, poner un trocito de melocotón o de otra fruta en almíbar, té verde, limón y lima... Incluso fruta fresca, como plátano o arándanos.
Tengo que probar a hacerlas saladas. Seguro que con unas salsas para mojar no habrá quien las deje a un lado...
lunes, 27 de diciembre de 2010
Carillas (Fabada asturiana)
Fabada asturiana con carillas |
Ya, ya sé que un título así no dice gran cosa, pero lo cierto es que cuando se usan carillas para hacer fabada asturiana puede ser muy difícil llamarlo "Fabada Asturiana".
Para aquellos que no lo sepan, las carillas son unas judías pequeñitas, blancas, delicadas, con una mancha negra en la piel en la parte cóncava. Son mucho más suaves que las judías blancas y, de vez en cuando, me gusta usarlas para hacer una fabada con ellas.
Al menos una vez a la semana me suele apetecer hacer legumbre. Las voy rotando: unas veces lentejas, otras judías, otras garbanzos... es fantástico cómo huele la casa.
Así que esta semana, tocan carillas. Yo las hago de la siguiente manera:
Primero, con una cebolla, dos o tres zanahorias (dependiendo del tamaño), un tomate (sin piel ni pepitas), un nabo y un puerro, todo picado muy pequeño, lo rehogo hasta que la cebolla está blandita y transparente.
Mientras se pican las verduras y se pochan, tengo en un cacharro, aparte, hirviendo la morcilla, el chorizo y el lacón. De esa manera se quita la mayor parte de la grasa.
Cuando está todo pochado se añaden a la olla exprés las carnes, las carillas (que han estado 8 horas en agua) y una patata grande cortada en trozos. Se cubre con agua, para 250 gramos de carillas vienen a ponerse unos 3 litros. Sal, pimienta y pimentón . Se cierra la olla y se pone a fuego fuerte hasta que sube el testigo. En ese momento, se baja el fuego a medio y se dejan 15 minutos.
Cuando ha pasado el tiempo necesario, sacar la olla del fuego y dejar que pierda presión antes de abrir. Cuando abrimos vemos si las carillas están hechas. Deben estar tiernas pero enteras, si hace falta rectificamos la sal. Si vemos que no están terminadas, ponemos al fuego unos minutos hasta que están a punto.
Hay que tener en cuenta que la olla está mejor de un día para otro. Por tanto, si dejamos las carillas demasiado blandas al día siguiente estarán excesivamente hechas.
A mí me gusta sacar las carnes y hacer un picadillo con ellas, presentándolas en una fuente aparte. El que prefiera todo dentro de la olla, solamente queda cortar las carnes en trozos y ¡a comer!.
Como resumen de la receta:
Carillas (a la asturiana). Receta para 4 personas.
250 gramos de carillas
1 patata grande
1cebolla
3 zanahorias pequeñas o 2 medianas
1 puerro
1 nabo mediano
1 tomate pequeño
1 chorizo asturiano
1 morcilla para guisar
1 trozo de lacon
sal, aceite, pimienta al gusto
1 cucharadita de pimentón
Por cierto, no puedo dejar pasar la oportunidad de agradecerle a mi chico que me haga la cena todas las noches. Y el cariño con que lo prepara todo. Así que cuelgo la foto de su última creación, un sandwich de jamón y queso. Para no saber cocinar, la verdad es que cuida hasta la presentación... :)
Sanwich de jamón y queso |
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Galletas de jengibre
Galletas de jengibre |
Hace ya algún tiempo que tenía ganas de probar las famosas galletas de jengibre. Y ya puesta, meterme a hacer una casa de jengibre para Navidad. Lo primero es probar la masa. Así que me he liado, he buscado la receta en Internet y he encontrado la web de Martha Stewart que tiene de todo, incluso plantillas para las casitas de jengibre.
Lo primero, buscar los ingredientes. En este caso, nos hará falta lo siguiente:
- 6 tazas de harina (viene a ser como 1 kg)
- 1 cucharadita de bicarbonato (yo tengo cucharas medidoras y son 5 ml)
- 1/2 cucharadita de levadura
- 250 gramos de mantequilla en pomada.
- 1 taza de azúcar moreno
- 4 cucharaditas de jengibre en polvo
- 4 cucharaditas de canela en polvo
- 1,5 cucharaditas de sal
- 2 huevos
-1,5 tazas de melaza.
La melaza es miel de caña de azúcar. Tras mucho buscar la encontré en un herbolario. Y, para los que no sepan lo que es la mantequilla en pomada, es mantequilla ablandada y ligeramente batida, para que esté en forma de crema.
Una vez que lo tuve todo, seguí su preparación:
1.- Mezclar los ingredientes secos en un bol (menos el azúcar). Revolver hasta que estén todos bien repartidos.
2.- Pomar la mantequilla, si la cortamos en dados es más fácil batirla con la batidora. Se añade el azúcar moreno y batir hasta tener una crema.
3.- Seguir batiendo e ir añadiendo los huevos uno a uno. Cuando esté bien mezclado, añadir la melaza.
4.- Añadir poco a poco los ingredientes secos sobre los líquidos. Ir incorporando más a medida que se va integrando todo. Al final queda una masa ligeramente pegajosa que se separa bien de las paredes del bol.
5.- Meter en la nevera durante una hora. Mi consejo es hacer varios montones, unos 6, envolver cada uno en plástico y así meterlos en la nevera. De ese modo se facilita bastante el amasado posterior.
Una vez que ha pasado el tiempo en nevera, precalentar el horno a 175ºC. Ir sacando de la nevera las masas a medida que las vayamos necesitando. Es mejor dejarlas unos minutos antes de amasar para que cojan algo de temperatura porque es una masa muy firme. Estirarlas con un rodillo entre dos hojas de papel de horno, así evitamos que se peguen al rodillo y no añadimos más harina a la masa.
Cuando están estiradas, con un grosor de medio centímetro, cortar la mayor cantidad posible con el cortapastas. Volver a amasar y a estirar y seguir cortando hasta que se termine la masa. Salen un buen montón de pastas, así que las he repartido entre la familia, a ver qué les parece.
Hornear las pastas en una bandeja de horno sobre papel de horno durante unos 15 minutos. No es una masa que tenga que subir, así que podemos al cabo de 10 minutos comprobar cómo están de firmes con el dedo. Si se hunde y deja marca, debemos dejarlas más tiempo en el horno. ¿Por qué 10 minutos?, pues porque si las hacemos más finas necesitarán menos tiempo de cocción y es mejor ir comprobando poco a poco.Si se dejan poco cocidas van a saber mucho a harina, no se va a apreciar bien el sabor correcto de estas galletas, que son estupendas para acompañar un café.
Las galletas, una vez frías, quedan crujientes, por lo que es mejor hacerlas finitas. Demasiado gruesas y harán muy difícil el comerlas. Y ahora que he comprobado cómo queda la masa, en unos días probaré a hacer la casita. ¡Ya tengo plastificadas las piezas de la plantilla! :)
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